Un poema largo no se grita: se respira. En escena, la palabra necesita aire, curvas y pequeños descansos donde la emoción pueda acomodarse. Soy Steve el Poeta; aprendí en salas con eco y micrófonos caprichosos que el público no recuerda todas las líneas, pero sí la imagen madre que las abraza, el momento en que la voz bajó para decir una verdad sencilla, el silencio que cerró como si fuera un abrazo.

Poemas largos para recitales: voz, ritmo y clímax para sostener al público hasta el último verso

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